Antes de llegar a China me planteaba por qué, si podía saberse, tenía yo que irme a la otra punta del mundo. Qué narices se me había perdido en China nada menos. ¿No quería yo irme a Chile, poder comunicarme con la gente y escuchar ese acento encantador a todas horas? Sin embargo en cuanto llegué a Shanghai, me encontré con los demás profesores, y la vorágine de trámites y caras nuevas me tragó, se me olvidó toda esa historia de la incertidumbre, la duda y el misterio que había rodeado mi exótico futuro hasta entonces.
Estoy en Shanghai y todo lo que me rodea es real, los noodles pringosos que como, mis alumnos coreanos, los coches y motos y bicis en tránsito constante que infringen todas y cada una de las normas del tráfico, el horizonte vertical plagado de edificios desgarbados y monstruosos, todo parece fundirse en una nueva normalidad que he aceptado sin darme demasiada cuenta, simplemente porque es lo que hay. No siento incertidumbre, sólo curiosidad, sorpresa y una cierta comodidad que viene impuesta con la rutina forzosa que da el trabajo. Pero no por ello voy a cambiar el nombre del blog por comodidadautomática, ¿no?
laur
jajajaj me ha encantado! esperate q llegue el frio a Shanghai! jajaj ya veras! espero q lo dsifrutes como yo lo hice!
Incertidumbre Automática
Hola Laura! Gracias por escribir! Ya me han avisado del frío.. tengo algún jersey por ahí! Tú ya no vives en Shanghai?